Álvaro Prieto se electrocutó al tocar la catenaria. La enigmática desaparición del joven Álvaro Prieto se resolvió ayer lunes por casualidad y confirmó que el chico, al que llevaban buscando desde el pasado 12 de octubre, murió electrocutado en el mismo complejo ferroviario de Santa Justa. Ni siquiera salió del entorno de la avenida Kansas City.
Fuentes de la investigación aseguraron que «el cuerpo, a simple vista, muestra una señal de descarga en una mano. El informe forense dirá si es de entrada o salida eléctrica». A última hora de la noche se conoció que la Policía había localizado una cámara de vigilancia de una gasolinera cercana a donde se encontraba el tren, en la que se ve al joven subido al techo, donde se agarró a la catenaria y se electrocutó, antes de caer entre los dos vagones donde fue hallado el cuerpo en el día de ayer.
Las citadas fuentes precisaron que el cuerpo sin vida del joven futbolista de 18 años presenta, además, lesiones derivadas de la electrocución en el cuero cabelludo. Dado el estado de descomposición avanzado, se barajaba la posibilidad de que el fallecimiento ocurriera el mismo jueves, día de su desaparición. Desde entonces habría permanecido en la estrecha zona entre vagones.
Un cámara de televisión fue quien lo encontró por pura casualidad. Se confirmaba de esta manera la hipótesis principal sobre la que había trabajado el Grupo de Homicidios: que el chico no había salido nunca de Sevilla. Pero la localización del cuerpo de esa manera también cuestiona duramente la búsqueda que se había hecho hasta la fecha porque Álvaro apareció en las mismas vías de tren, apenas a dos kilómetros de la estación y después de que transcurrieran demasiados días para una familia sumida en el desconcierto.